El secretario de Educación Pública, Otto Granados Roldán, deseó éxito a la actual Legislatura y a la próxima administración en la hazaña de ofrecer una educación de calidad para los niños y jóvenes mexicanos. Durante su comparecencia ante el pleno de la Cámara de Diputados en el marco de la Glosa del VI informe de gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto, el funcionario federal dijo que la política educativa de la actual administración condensada en la reforma arroja avances innegables y asignaturas pendientes. Además exhibe aciertos y también insuficiencias, que "describe un largo camino recorrido pero también otro igualmente largo por andar, ofrece lecciones aprendidas así como áreas de oportunidad". También muestra objetivos conseguidos y otros por alcanzar y admitió la transformación educativa sistemática es un proceso sumamente complejo, “maduro y se consolida a largo plazo como se observa en la mayoría de los países que las han emprendido con éxito". Afirmó que lo fundamental en su andamiaje moral, los principios y valores han abierto las posibilidades para una vida mejor para los niños mexicanos que son los beneficiarios de los cambios. Reconoció ante diputados con una mayoría de Morena, que pueden tener enfoques, políticas e ideas distintas, es lo normal cuando se produce una tensión creativa entre valores éticos e intereses políticos, no obstante, afirmó que por encima de las diferencias, coinciden en el valor superior de ofrecer a los niños una educación de calidad. Apuntó que México tiene el noveno sistema educativo más grande del mundo con 36.5 millones de alumnos, 1.2 millones más que hace seis años. Cada día, dos millones 85 mil maestros trabajan en 258 mil escuelas en todo el país, 86 por ciento son públicas y la escolaridad promedio alcanza los 9.5 grados, así como la tasa de analfabetismo es hoy de 4.1 por ciento, la más baja de toda la historia. “Estas cifras dimensionan el esfuerzo colectivo que México ha realizado desde 1921, pero también las enormes complejidades para mejorar sustancialmente la educación en un país diverso y desigual. Un país que es uno y muchos a la vez”, subrayó. Destacó que de las 90 mil primarias que existen, en la mitad de ellas estudia el 87 por ciento de la matrícula, y en otras 13 por ciento, mientras que hay estados donde la escolaridad promedio supera los 11 grados, hay otros que están por debajo de ocho y existen municipios con un analfabetismo menor a uno por ciento y otros que reportan todavía casi 40 por ciento. El funcionario señaló que ofrecer una buena educación equitativa e incluyente en un país así, es un desafío institucional, político y presupuestal mayúsculo, pero sobre todo, es un reto moral y ético. Admitió que falta mucho por hacer, “el camino es difícil y sinuoso, la buena educación es por definición una obra en construcción. Pero empezamos a observar algunos avances”. En ese contexto, dijo que la educación básica atiende ya a 24.4 millones de alumnos, alcanzando una cobertura de casi 96 por ciento entre la población de 3 a 14 años de edad, aunque en primaria y secundaria el indicador es prácticamente universal. La eficiencia terminal en primaria se aproxima al 97 por ciento, en secundaria al 86 por ciento, al 67 por ciento en educación media superior y al 71.5 por ciento en la educación superior. El 30 por ciento de la matrícula pública recibe 7.5 millones de becas, 618 mil más que al inicio de la administración. La cobertura total en media superior registra 85.7 por ciento, una cifra de 800 mil alumnos más que al inicio del sexenio, y más entrada en una formación dual que permite la adquisición de nuevas y poderosas competencias para la inserción efectiva de nuestros jóvenes en el mundo laboral. En educación superior los datos preliminares del ciclo 2018-2019 indican que la cobertura podría llegar al 39.9 por ciento, casi ocho puntos porcentuales más que en el año 2012. Destacó que hoy en todas las modalidades 4.5 millones de jóvenes estudian una carrera y de ellos más de un millón 100 mil estudiantes provienen de sectores socioeconómicos rezagados; hace ocho años uno de cada ocho jóvenes de hogares desfavorecidos cursaba la educación superior, hoy lo hace uno de cada cuatro. bmj/m |