Palacio Legislativo 25-02-2014 (Notilegis).- La democracia en México ha logrado importantes avances, pero está lejos, "muy lejos", de proclamar su triunfo histórico, afirmó el historiador Enrique Krauze, al recibir un homenaje en la Cámara de Diputados a 30 años de su ensayo “Por una democracia sin adjetivos”. Al recordar el documento que escribió en enero de 1984, el escritor señaló que pese a la transición democrática que ha vivido el país, existen carencias que impiden lograr un cambio completo en la vida política. “No nos engañemos, estamos lejos, muy lejos de que nuestra democracia pueda proclamar su triunfo histórico”, dijo. Consideró que la democracia en el país aún vive graves limitaciones, persiste un problema real de representación y los mexicanos no la entienden, porque no la han visto operar con claridad y eficacia, “y si la gente no se siente representada, opta por soluciones de hecho, no de derecho”. La Cámara de Diputados rindió este martes un homenaje a Enrique Krauze por los 30 años de su ensayo “Por una democracia sin adjetivos”, del cual se elaboró una edición especial. El escritor expresó que en la actualidad existen otras configuraciones institucionales que no existían “cabalmente” en 1984, cuando escribió su texto, que han permitido una transición democrática. “El tránsito que quise vislumbrar (en su texto) se ha dado, hoy el Presidente no tiene un poder imperial, sino acotado,.. La vida de partidos es genuina y se refleja en el Congreso, hoy existe un órgano independiente que organiza y lleva a cabo las elecciones”, reconoció. Sin embargo, agregó que persisten carencias, como corrupción en gobiernos estatales y municipales, falta de transparencia y ataques a la libertad de expresión y a periodistas que la ejercen. “Cómo hablar en suma del triunfo de la democracia mexicana cuando territorios enteros del país han dejado de ser México para volverse cotos sin ley”, puntualizó. El historiador manifestó que hoy la cultura política también se manifiesta “para bien y para mal” en las redes sociales, las cuales representan el milagro de la comunicación universal, pero a menudo aparecen en ellas antivalores de la democracia, como la descalificación, la calumnia, y el deseo de imponer no de convencer. “Me refiero a la pobre muy pobre cultura democrática, todos repetimos los valores que la constituyen, pero apenas los ejercemos: atención a las opiniones ajenas, civilidad en el trato, escuchar para ser escuchado”, subrayó. YRE/JGM |